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miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Por qué las feministas no caen bien?

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Partamos de la semántica. Si ya estas dentro de esto “feminismo” es una palabra que suena como la música para tus oídos. Pero prueba a hacer un ejercicio de reset. Vuelve a nacer ideológicamente y enfréntate a la palabra feminismo. ¿Qué ocurre?, que no suena a neutralidad. Y más aún cuando existe otra palabra anterior, con connotaciones negativas llamada machismo. Esto provoca el siguiente pensamiento: “Estas tortilleras han despertado y quieren someternos a nosotros ahora” Si, los medios de comunicación, han hecho y hacen mucho daño, existe un conglomerado de entes diabólicas a las que yo también detesto empeñadas a mantener la sociedad patriarcal y reducir a la mujer a una muñeca tetuda, eso es cierto, pero también lo es que hay una gran masa de población convencida de que hombres y mujeres son iguales, y que tienen una idea muy equivocada de lo que es el feminismo, y que en lugar de dejarse seducir por él y por sus nuevos conceptos, le hacen la cruz del diablo nada más oír su nombre. No los defiendo, sólo digo que en cierto modo entiendo su situación.
Quiero dejar claro que respeto y me encanta el movimiento feminista tal y como está. No creo que haya que suavizar nada. Pero si sería muy útil que a título personal, algunas personas que nos identificamos que este cúmulo de ideas, hiciéramos un esfuerzo por suavizar nuestro tono de voz y decir a la cara a algún desiformado: “tranquilo, no venimos a degollar vuestro pene, sólo queremos igualdad, y aunque creas que ya existe, o que se va a dar de forma espontánea, eso no es así, yo ya me he informado y procedo a exponerte mis argumentos”. Si esto no funciona ya podemos sacar las pistolas, ponernos talón con talón, dar cinco pasos y muerte al más lento.
Los foráneos al feminismo están contaminados de conceptos erróneos como que todas las feministas son lesbianas, que las feministas están amargadas, que son solteras y tienen gatos, que las feministas odian a los no feministas y desean guillotinarlos, que los hombres feministas en realidad no lo son, o que lo fingen porque buscan sexo.

Hay instituciones y medios interesados en perpetuar estas ideas en las cabezas de las personas que conforman la gran masa poblacional, la pequeña masa feminista (feminista igual que cualquier otra lucha, claro está) está en clara desventaja, y una de las claves para ganar la batalla está, en hacer un buen uso de la comunicación, al menos, eso creo yo.

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