No
recuerdo bien qué cuento era, quizás era Caperucita Roja la tenía
dos opciones, el camino largo y seguro o el corto a través del
bosque. Aunque en otras situaciones soy partidaria del camino corto,
el de las aventuras y la improvisación, creo que esta vez os habéis
equivocado.
Me
dirijo a vosotras, mujeres que os creéis independientes por que lo
sois económicamente pero sois presas, no sólo del sistema de
consumo, también de ese patrón de mujer perfecta que no es más que
un sexy maniquí que ha abandonado las cuatro paredes del hogar para
ponerse una chaqueta y contonear sus caderas en la oficina. A las que
os quejáis de quienes tienen prejuicios sobre vuestra “moderna”
forma de vida pero criticáis a otras mujeres que eligen no
depilarse, no cumplir con el protocolo en las bodas, no ir siempre
perfectamente peinada, o simplemente ser gorda.
Me
dirijo a vosotros, hombres supuestamente caballerosos que abrís las
puertas de los coches a las mujeres, les hacéis constantes cumplidos
sobre su belleza, pagáis sus copas, y gritáis a los cuatro vientos
en un alarde de falsa humildad, que las mujeres son mucho mejores que
los hombres y que vosotros los machos sois cómicamente incapaces de
hacer dos cosas al mismo tiempo. Pero lo cierto es que sentís a
vuestro adorado sexo débil- que en realidad no es sexo sino género
y no es débil ya que a lo largo de su historia ha demostrado ser muy
fuerte- ligeramente inferior, ligeramente incapaz, ligeramente por
debajo, ligeramente asustado, al mismo tiempo que adorable, como un
cachorro al que os encanta pasear, pero lo consideráis imposible en
vuestras altas esferas laborales, sociales e intelectuales. Es más,
siendo un poco cínica, creo que aduláis su esfuerzo para trabajar
en la calle de manera remunerada y llevar adelante sus obligaciones
de mujer para que se queden donde están, y no os toque planchar a
vosotros.
A
vosotras mujeres, ver el fútbol con sudadera como ellos, pero con
jeans ajustados, conducir un deportivo con tacones, ir al gimnasio
maquillada, fumar con elegancia, tomar whisky pero con cola
light...esas son las piedras del camino equivocado, el corto, el del
bosque, ese donde habita el lobo feroz del machismo moderno.
El
camino hacia la igualdad, hacia la liberación de la mujer es largo, sosegado y probablemente nada coqueto y ni que decir tiene que no
se hace en tacones.
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