En estos momentos estamos
tan sensibilizados que todos nos llevamos las manos a la cabeza si
vemos en el cine -y cuando digo cine me refiero a pelicula, serie,
telenovela...- que un hombre le da una hostia a una mujer. El verano
pasado vi como “Un hombre tranquilo” hacía estremecer a todo el
público del cine de verano de mi ciudad arrastrando a una mujer no
tan tranquila y de melena roja por toda la aldea con la complicidad
de todo el vecindario que le animaba a seguir y a bajarle los humos a
esa pelirroja de carácter. También se escapaba alguna risilla. Eso
está superado.
Pero ¿qué pasa cuando
son las mujeres las que pegan a los hombres? No parece tan grave, es
como que se lo merece ¿no?, y como suelen ser grandes y fuertes se
recuperan pronto y en lugar de achicarse, buscan rápido la mirada de
su agresora para continuar con la conversación.
Definitivamente no causan
el mismo efecto.
Los primeros en
manifestarse contra eso han sido algunos hombres que sintiéndose
algo incómodos con constantes medidas compensatoria en favor de la
mujer dicen: “oye y ¿esto qué?, ¿esto no es maltrato?” ante lo
cual hay que reconocer que tienen toda la razón del mundo. Una hostia a una mujer capta toda nuestra atención y nos indigna, y cuando
sucede al contrario pues...si, no está bien, pero vamos, que parece
que a él no le ha dolido tanto.
Humildemente me dispongo
a exponer mi análisis. Yo creo que no deja de ser machismo.
Toleramos que una mujer le pegue a un hombre porque la consideramos
un ser inferior, porque es como cuando un niño enfadado porque su
padre le ha quitado el capricho del momento, va y le da un pisotón,
y encima es hasta gracioso. Y aunque cierto es que en la mayoría de
los casos –que no en todos- la mujer es menos corpulenta o tiene
menos fuerza bruta que el hombre, ¿no hay en la violencia un
componente psicológico que incluso supera al físico? En los casos
de violencia física, sea en el entorno que sea, se crea una
situación de acoso y sometimiento que traspasa la bofetada, la
patada o el empujón, eso a lo que llamamos maltrato psicológico. Por
lo tanto, no sólo aceptamos esa violencia porque consideremos a la
mujer físicamente inferior, sino también psicologicamente,
socialmente, intelectualmente por debajo del hombre.
Quizás un puñetazo o
una patada si nos alarme algo, pero piensa en la cantidad de
situaciones que has visto en pantalla donde un hombre y una mujer
discuten acaloradamente y ella le da un empujón a él con todas sus
fuerzas (empujón por cierto con el que apenas consigue desplazar a
su interlocutor apenas un metro), mientras él la mira desde arriba
con las manos abiertas en un gesto de incomprensión ante su
histérica actitud. Eso también es violencia, es una agresión y ¿qué pasa?, pues eso, no pasa nada.
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